Los rastros de los otros 1388 muertos desaparecieron en el Océano Atlántico y, a lo largo de los años, se plantaron diferentes teorías al respecto. Conocé la explicación química.
Un experto en aguas profundas dio a conocer un dato que respondería a una de las incógnitas más grandes de la historia relacionadas al Titanic: el motivo por el cual nunca se encontraron la mayoría de los cuerpos de las víctimas.
En la tragedia del transatlántico británico que viajaba desde Southampton a Nueva York murieron 1517 personas. Sin embargo, tras la colisión del navío con un inmenso iceberg, nunca se hallaron los restos de la mayoría de los tripulantes.
En total, se concretó la recuperación de 160 cadáveres identificados y no identificados de las víctimas del naufragio, que fueron trasladados a la ciudad canadiense de Halifax para ser enterrados en distintos cementerios o entregados a sus familias.
Restos del Titanic en el fondo del mar.
Los rastros de los otros 1388 muertos desaparecieron en el Océano Atlántico. A lo largo de los años se plantearon distintas teorías sobre qué pudo haber pasado con ellos.
Una de ellas indicaba que los cuerpos, que flotaron durante varias horas gracias a los chalecos salvavidas, fueron arrastrados mar adentro durante una gran tormenta y quedaron dispersos en un área de 50 millas de ancho.
Otra de las teorías indicaba la posibilidad de que los propios animales marinos y las bacterias de los fondos se hayan comido los cadáveres. Más allá de las distintas hipótesis, la opción por la que se inclinan la mayoría de los especialistas apunta a la salinidad corrosiva del agua marina.
La teoría de Robert Ballard
El explorador de aguas profundas y quien descubrió los restos del Titanic por primera vez en 1985 explicó que, por debajo de cierta profundidad, el agua disuelve los restos óseos: «El agua en las profundidades del mar está saturada de carbonato de calcio, lo que compone principalmente los huesos».
Y profundizó durante una entrevista con ‘Ladbible’: «Barcos como el Titanic o el acorazado Bismarck quedaron por debajo de la profundidad de compensación de carbonato de calcio, por lo que una vez que las criaturas comen la carne de las víctimas atrapadas y exponen los huesos, estos se disuelven».
De esta manera, mediante esta explicación química, parece quedar resuelto uno de los más grandes enigmas alrededor del naufragio que tuvo lugar durante la noche del 14 y la madrugada del 15 de abril de 1912.