6 claves para entender el escepticismo

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6 claves para entender el escepticismo

La búsqueda de un conocimiento seguro, estable y certero es la constante de la reflexión de la filosofía. Con algunas excepciones, desde los primeros pensadores hasta la aparición de nuevas escuelas, esto se mantiene como una tarea central. Sin embargo, el escepticismo introdujo la semilla de la duda y la desconfianza hacia una verdad absoluta en dicho conocimiento.

Esta corriente se cuenta entre las escuelas helenísticas que emergieron en un período caracterizado por la incertidumbre y la pluralidad de perspectivas. En esta lectura, examinaremos los orígenes y las características de tal teoría, así como a sus figuras más destacadas.

¿Qué es el escepticismo?
Se trata de una escuela filosófica que surgió hacia el siglo II y III a. C. de la mano Pirrón de Elis (360 a. C. – 270 a. C.). Consiste en una corriente de pensamiento que dudaba sobre la posibilidad de alcanzar la verdad en el conocimiento.

En tal sentido, los escépticos pusieron de manifiesto que los juicios que emitimos sobre la realidad solo pueden estar fundados en la percepción.

El término escepticismo significa mirar con cuidado una cosa o entorno. De esta manera, el escéptico es aquel que examina con detenimiento el mundo que lo rodea. Esto implica una actitud muy particular hacia el conocimiento y una forma de vida cautelosa, sin adherir a ninguna opinión determinada.

La teoría del conocimiento que sostiene esta doctrina es que no se puede establecer ningún saber firme y certero. Por lo tanto, las opiniones que emitimos sobre la realidad solo alcanzan un grado de probabilidad y no de certeza absoluta.

Origen e historia del escepticismo
Para comprender esta actitud específica de ser precavidos y desconfiar de la verdad, es necesario entender el contexto de su origen. Esta doctrina de la filosofía helenística surgió de la decadencia de las polis en la Grecia clásica, al igual que las demás escuelas del período, entre las que se encuentran el epicureísmo, el estoicismo y el cinismo.

Resulta que esta época estuvo marcada por una crisis social y política que causó un profundo desconcierto entre la población. Por ende, es lógico que se multiplicaran diversas formas de conocimiento y puntos de vista para afrontar la pérdida de sentido que se vivía.

En este contexto, Pirrón de Elis comenzó a difundir en su ciudad natal la palabra escéptica hacia el año 323 a. C. Es así como gestó un nuevo modo de pensar y una nueva actitud espiritual ante la vida. La buena reputación de la que gozó el pensamiento de este filósofo se debió a que sus seguidores buscaban un paradigma existencial ante la caída de los antiguos valores éticos, políticos y sociales.

Tipos de escepticismo
La doctrina escéptica tiene dos inclinaciones diferentes: la pirroniana y la académica, según sostiene Maria Chiesara en su libro Historia del escepticismo griego. Partiendo de ello, la primera toma su nombre del fundador de esta corriente y sostiene que hay que dudar de nuestras opiniones.

Esto se debe a que los datos que provienen de nuestros sentidos no nos permiten establecer un criterio de verdad y falsedad sobre las cosas. Así las cosas, la postura de Pirrón defiende que solo es posible conocer la apariencia de lo que nos rodea.

Por su parte, lo académico proviene de los representantes de la Academia de Platón que estuvieron al frente de esta escuela durante los siglos III y II a. C. En cierto modo, siguieron las enseñanzas de Pirrón de Elis, sin embargo, sistematizaron esta corriente. De este modo, señalaron las limitaciones del entendimiento humano para conocer las verdades absolutas y abrazaron la duda no solo como método, sino como actitud ante la vida.

Características del escepticismo
Lo escéptico puede considerarse como una teoría sobre el conocimiento o bien como una actitud. Ambos puntos de vista se sustentan en seis claves que serán expuestas a continuación.

1. Relatividad universal del conocimiento
Los escépticos consideraban que era imposible precisar criterios siempre válidos o universales capaces de establecer con claridad lo verdadero y lo falso. Tal planteamiento se opone de manera especial a las teorías de los presocráticos y de Platón, interesados en indagar aquella esencia universal que se esconde detrás de todo lo aparente.

2. Imposibilidad de conocer el ser o las cosas en sí
En línea con lo anterior, los escépticos propusieron que nuestras facultades del conocimiento solo pueden conocer la apariencia de las cosas. Por lo tanto, es imposible establecer afirmaciones certeras sobre cómo es el mundo.

Al contrario, solo podemos opinar sobre cómo la realidad y sus fenómenos se nos aparecen a los seres humanos. Como resultado, los representantes de esta filosofía consideraban que todos nuestros conceptos y opiniones se fundan en la apariencia, la tradición y la costumbre.

3. Sképsis
Cualquier escéptico necesitaba dudar de todo conocimiento y opinión que se considerara verdadera y universal. Sin embargo, se trataba de una sospecha y cautela que les servía como un ímpetu para buscar e investigar aún con mayor tenacidad.

Por lo tanto, se trataba de una duda que movilizaba el pensamiento. El objetivo era lograr la verdadera renuncia a encontrar la verdad absoluta. Solo así el espíritu podía alcanzar un grado de libertad y excelencia.

4. Epojé
El concepto de epojé es muy importante para esta corriente de pensamiento, ya que refiere la suspensión del juicio o entendimiento. Esta actitud es importante para no confiar en los sentidos y en la razón, evitando la emisión de opiniones. Se trata de una disposición ante aquellas cosas que pretenden ser reales o verdaderas.

De esta manera, la suspensión del juicio utiliza argumentos que ayudan al entendimiento a no caer en conclusiones o ideas incuestionables. Solo así el espíritu puede liberarse de las equivocaciones y pareceres, evitando la inquietud y confusión del alma.

5. Ataraxia
El fin último de los escépticos era la imperturbabilidad del espíritu o ataraxia. Todo el andamiaje teórico de esta corriente filosófica tiene como objetivo que el alma alcance un estado de tranquilidad y serenidad. Porque si dejamos de buscar verdades eternas, universales e inmutables y dejamos de emitir opiniones que aspiran a ser incuestionables, el espíritu humano se libera de un gran imperativo.

6. Afasia
La afasia es aquella actitud que se abstiene de decir algo definitivo o predicar algo como verdadero. Se trata de una renuncia a afirmar o negar cualquier cosa considerada como incuestionable, cierto, universal y concluyente.

¿Qué filósofos representaron el escepticismo?
Varios fueron los filósofos que predicaron las enseñanzas escépticas, sea en el ámbito informal o en la Academia de Platón, muchos años luego de su muerte. A continuación, expondremos a los representantes más destacados de esta corriente.

Pirrón de Elis (360 a. C. – 270 a. C.)
Aunque Pirrón no dejó nada escrito, sus enseñanzas fueron transmitidas por medio de sus discípulos. Su propuesta estaba basada en la idea de que la verdad es inalcanzable porque nuestras percepciones y razonamientos son falibles, susceptibles de equivocarse.

En consecuencia, ante esta realidad humana, la actitud que debemos adoptar es de indiferencia y abstención de las opiniones y juicios. Solo así encontraremos la ataraxia o imperturbabilidad del alma y, por lo tanto, la felicidad.

Timón de Fluente (320 a. C. – 230 a. C.)
Se sabe de Timón de Fluente como el discípulo más reconocido de Pirrón de Elis, por lo que sus enseñanzas fueron muy similares a las de su maestro. Él consideraba que era imposible alcanzar la certeza absoluta. En su lugar, para evitar la turbación del alma era necesario abstenerse de predicar la verdad o falsedad de las cosas.

Sus escritos fueron poemas filosóficos y satíricos, siendo los Silloi o Parodias su obra más conocida. En ella no solo contextualiza el pensamiento de Pirrón, sino que también critica el dogmatismo de otros intelectuales de su época.

Arcesilao de Pítana (315 a. C. – 240 a. C.)
Arcesilao introdujo el escepticismo en la Academia Platónica, de forma tal que esta corriente se convirtió en una escuela. Al igual que sus predecesores, este filósofo postula que no se puede afirmar nada con certeza. Su propuesta consiste en que nuestras acciones deben ser guiadas a través de lo razonable y probable.

Carnéades de Cirene (213 a. C. – 129 a. C.)
Lo introducido por Arcesilao fue continuado por Carnéades de Cirene, convirtiéndose en el tercer líder de la Academia. La novedad de su pensamiento se centró en el concepto de probabilismo.

La probabilidad hace referencia a una actitud que debemos adoptar ante la imposibilidad de alcanzar un criterio absoluto de verdad. De esta manera, lo único que podemos hacer es abrazar el carácter probable de las cosas.

Filón de Larisa (145 a. C. – 80 a. C.)
El último líder de la Academia escéptica fue Filón de Larisa. Durante esta fase se dejó de lado la postura más radical que se sostenía y se introdujo el Eclecticismo. El mismo alude a la unión de diversos aspectos de varias escuelas.

La propuesta de Filón de Larisa estuvo dirigida a adoptar el carácter comprensible de las cosas y, por lo tanto, la posibilidad de alcanzar la verdad. No obstante, señala la limitación del entendimiento humano, ya que no somos capaces de captar la certeza. Por eso nos contentamos con aprehender lo probable de la realidad.

Sexto Empírico (160 d. C. – 210 d. C.)
Las obras de Sexto Empírico fueron muy importantes para la transmisión del pensamiento escéptico de Pirrón de Elis. Entre ellas se encuentran Esbozos pirrónicos y Contra los profesores, en las cuales critica las pretensiones de conocimiento de distintas teorías filosóficas.

Desde esta línea, la propuesta de Sexto consiste en abrazar la incertidumbre en lugar de buscar la certeza absoluta en el conocimiento. De esta manera, las apariencias y las costumbres deben ser la guía de nuestras vidas.

La filosofía escéptica invita a la cautela
Como vimos a lo largo de este artículo, lo escéptico nos invita a adquirir una actitud cautelosa ante nuestras creencias y conocimientos. Si bien pasó por diversas fases en su desarrollo, es conveniente recuperar el reconocimiento que estos pensadores hicieron sobre nuestras limitaciones y la complejidad del mundo en que habitamos.

Solo así es posible afrontar que vivimos en una realidad en la cual la proliferación de información y opiniones es habitual. Entonces, mantener una actitud escéptica ante la vida nos previene de equivocarnos. Inclusive, es una invitación a no aceptar de manera inmediata cualquier enunciado que se nos presenta como verdadero.

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