A pesar de la creencia popular de que la inteligencia elevada conduce al éxito, las personas que la poseen a menudo experimentan insatisfacción y una sensación de ser incomprendidas.
Los adultos con altas capacidades destacan por su empatía, sensibilidad, creatividad, y por supuesto, una inteligencia por encima del promedio. Aunque estas cualidades les brindan algunas ventajas, también se relacionan con desafíos que impactan en su desarrollo y bienestar general.
Muchos de ellos transitan su infancia y juventud de manera atípica, sin ser conscientes de su superdotación. Esta falta de reconocimiento puede desembocar en que alcancen la madurez sintiéndose excluidos y desconectados de una realidad que perciben como poco estimulante, rígida y aburrida.
¿A quiénes nos referimos cuando hablamos de «personas con altas capacidades»?
De manera típica se ha pensado que un alto coeficiente intelectual es sinónimo de superdotación. No obstante, los especialistas en el diagnóstico de alta capacidad, contemplan otros indicadores, como la creatividad y el estilo de aprendizaje.
El modelo español de Castelló y Batlle considera que la capacidad intelectual de estos estudiantes supera el percentil 75 en todas las áreas de la inteligencia, como pueden ser el razonamiento verbal, el razonamiento lógico y la memoria.
Las altas capacidades se manifiestan de diversas maneras, al abarcar diferentes tipos de talentos, entre ellos:
Talento simple: verbal, lógico, matemático, espacial y/o creativo.
Talento complejo: académico y/o artístico-figurativo.
El término «superdotación» se refiere a una combinación única de talentos y habilidades que va más allá de lo común, incluyendo diversas áreas intelectuales y creativas. Sobre los niños con altas capacidades, los estudios actuales los definen como aquellos que tienen una habilidad de aprendizaje sobresaliente y una forma de aprender muy distinta a la de la mayoría de sus pares.
Características de los adultos con altas capacidades
Veamos a continuación qué rasgos suelen definir a los adultos con altas capacidades, más allá del alto coeficiente intelectual.
1. Son perfeccionistas y ambiciosos
Su mente está llena de objetivos y deseos. Son personas muy autoexigentes que a menudo entran en conflicto con una realidad demasiado estructurada y poco estimulante. A pesar de ocupar posiciones laborales destacadas y sobresalir en sus áreas, suelen experimentar una sensación persistente de insatisfacción.
Esto se debe a la dificultad que encuentran al intentar alcanzar estándares elevados. Esta insaciabilidad surge del contraste entre su búsqueda de desafíos significativos y un entorno que perciben como monótono y gris.
2. Tienen un buen sentido del humor
El sentido del humor es casi siempre un indicio de inteligencia. En estos perfiles, esta característica se revela en la habilidad para entender y jugar con la ironía y el sarcasmo, así como en su destreza con desafíos de palabras y bromas sutiles. Estas personas utilizan el humor como una herramienta ingeniosa.
3. Tienen una alta sensibilidad emocional
Los adultos con altas capacidades suelen contar con un extenso historial de decepciones, debido a sus altos valores y fuerte sentido de justicia. Además, son personas empáticas que perciben las emociones de los demás con facilidad.
Estas dimensiones provocan que se sientan frustrados por una realidad, muchas veces cruel, que no encaja con sus esquemas. Aunque es común que se esfuercen en esconder el sufrimiento, su elevada sensibilidad les hace propensos a sentirse heridos y engañados.
4. Tienen curiosidad e interés por el aprendizaje
Muestran una continua sed de conocimiento y un interés genuino por perfeccionarse en diversos campos. La curiosidad los impulsa a explorar nuevas ideas y perspectivas.
Por ejemplo, podrían dedicar su tiempo libre a la lectura, a aprender idiomas de forma autodidácta o a ampliar sus conocimientos en áreas que les intriguen, incluso aquellas que están fuera de su especialidad profesional.
Cuando se les brinda la oportunidad de potenciar sus talentos en un entorno adecuado, estas personas son capaces de alcanzar soluciones innovadoras a diversos problemas. Además, su pensamiento abstracto está muy desarrollado.
5. Sus mentes son hiperactivas e inconformistas
Poseen mentes inquietas, siempre en búsqueda de nuevas ideas y desafíos intelectuales. Su naturaleza inconformista los lleva a cuestionar y explorar más allá de los límites convencionales.
Presentan lo que se conoce como pensamiento arborescente, es decir, de una sola idea, surgen múltiples ramificaciones que abordar. Si no se aprende a gestionar esta capacidad de análisis y asociación, este rasgo puede resultar agotador.
Además de estas características generales, la precocidad es un indicador clave de las altas capacidades, ya que estas personas suelen aprender a leer, escribir, calcular y hablar a una edad mucho más temprana que el promedio.
Principales desafíos emocionales de estos perfiles
Hay una percepción común de que la inteligencia garantiza el éxito. Sin embargo, lo cierto es que no todas las personas con mentes brillantes logran alcanzar el triunfo profesional e incluso la felicidad. Es mas, un rasgo que se observa con frecuencia es que los adultos con altas capacidades viven con la eterna sensación de que « hay algo que no está bien en ellos».
En su día a día aparecen disonancias. Distancias entre lo que buscan y lo que se les ofrece. Experimentan la sensación de que el mundo es demasiado rígido y, su mente, curiosa en exceso, puede ser muy desafiante para ese entorno conformista.
En este escenario, los desafíos emocionales están a la luz del día. Conozcámoslos.
1. Tienen crisis existenciales a menudo
Estas personas, siendo muy conscientes del complejo (y a veces desalentador) mundo, se sumergen en profundas reflexiones filosóficas y existenciales. En medio de preguntas sin respuesta y la inevitable muerte, exploran su existencia con plena consciencia de las cosas buenas y malas de la vida.
La brecha entre sus expectativas y la realidad, en ocasiones, puede llevarlos a desarrollar una depresión existencial, que se caracteriza por la sensación de que la vida no tiene sentido.
2. En ocasiones, les cuesta aceptar errores y fracasos
La presión autoimpuesta por sus altas expectativas puede generar una resistencia a reconocer y aprender de las situaciones menos exitosas. Este desafío emocional puede afectar su crecimiento personal y profesional, ya que la perfección se convierte en una meta constante.
3. Sienten que son diferentes y que no encajan en el mundo
Se sienten «sapo de otro pozo» en casi cualquier entorno, como si estuvieran fuera de lugar. Esta creencia de que son diferentes a la norma les genera una sensación de aislamiento y soledad, ya que la conexión con los demás puede resultar todo un reto.
No obstante, los adultos con altas capacidades suelen valorar mucho las relaciones interpersonales. Cuando encuentran personas afines y con quienes pueden compartir intereses, construyen vínculos auténticos y satisfactorios.
4. Autosabotean su rendimiento y tienen bloqueos creativos
A pesar de sus habilidades excepcionales, estos individuos, a veces, tienden a autosabotearse. La intensa autocrítica, combinada con el persistente miedo al fracaso, puede dar lugar a la procrastinación y bloqueos creativos. Esta tendencia limita de forma significativa el desarrollo del propio potencial.
Por otro lado, a menudo experimentan el síndrome del impostor, una situación en la cual dudan de sus propios logros y sienten que no merecen el éxito que han alcanzado. Esta experiencia puede intensificar los patrones autodestructivos.
5. Si no se encuentran en situaciones desafiantes, se aburren
La falta de estimulación, acorde a sus necesidades, puede resultar en desmotivación, y afectar el bienestar general. En contextos donde la mayoría encuentra entretenimiento y diversión, los adultos con altas capacidades suelen sentir un profundo aburrimiento.
En respuesta, podrían buscar vías adicionales de aprendizaje, participar en proyectos más exigentes o explorar oportunidades de investigación.
Infradiagnóstico de altas capacidades
El diagnóstico de las altas capacidades se realiza a través de diversos métodos y suele incluir estrategias como:
- Evaluaciones psicométricas como el WISC para niños y el WAIS para adultos, para evaluar capacidad cognitiva.
- Observación directa, entrevistas y cuestionarios a padres, docentes y el propio individuo.
- Evaluación psicológica y emocional para explorar rasgos de personalidad, habilidades sociales y manejo de emociones.
Un diagnóstico preciso es esencial, ya que esta particularidad demanda ajustes educativos para satisfacer las necesidades individuales. Además, la detección temprana contribuye a prevenir desafíos emocionales y sociales asociados a la superdotación.
Sin embargo, se observa una baja calidad en los diagnósticos de altas capacidades en niños y en adultos. Estos suelen realizarse de manera tardía, incompleta o imprecisa.
Por ejemplo, un estudio publicado en Educação Por Escrito encontró en su población de muestra que el 80 % fue diagnosticada en la edad adulta y menos del 8 % recibió alguna respuesta educativa a lo largo de su escolaridad. Por su parte, según un artículo de la Asociación Española de Superdotados y con talento para niños, adolescentes y adultos (AEST) el 10% de los alumnos de la población educativa española presentan esta condición, pero solo un 0,33% está reconocido como tal en el 2017.
Por otro lado, no es infrecuente que se cometan errores en el diagnóstico, llegando a confundir las Altas Capacidades con el TDAH, Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad.
Podría ser mi caso… ¿qué hago?
Si te has sentido identificado en los anteriores puntos pero aún no has obtenido un diagnóstico preciso, no dudes en consultar con un profesional especializado para recibir orientación. La detección puede allanar el camino no solo para que se puedas alcanzar tus expectativas personales y aprovechar tu potencial, sino, lo más importante, para acercarte a tu bienestar y felicidad.