Las primeras ciudades creadas por la humanidad no están en Mesopotamia, como se creía hasta hace bien poco, sino en Ucrania. Un equipo de arqueólogos se encuentra investigando una serie de asentamientos situados en ese país que datan de hace 6.000 años y en los que se cree que pudieron llegar a vivir más de 10.000 personas.
Johannes Müller, arqueólogo de la Universidad de Kiel (Alemania), lleva más de una década estudiando junto con un equipo de expertos estos grandes yacimientos arqueológicos, basándose en los trabajos previos que en los años 60 y 70 realizó el topógrafo militar Konstantin Shishkin. «Cuando comencé a investigar los yacimientos de Tripilia en 2012, nunca pensé que las llamaría ‘ciudades'», ha admitido en un reportaje publicado por el periódico Swiss Neue Zürcher Zeitung.
Sin embargo, ahora sí lo cree: «Para mí eso está fuera de discusión. Una ciudad tiene un concepto. Y aquí se puede demostrar la planificación desde el principio», ha defendido.
Müller y su equipo volvieron a cartografiar geomagnéticamente los asentamientos más grandes descubiertos décadas atrás y gracias a estas nuevas imágenes con mayor resolución descubrieron que los yacimientos tenían un tamaño superior al de los poblados de la época —alcanzaban superficies de hasta 320 hectáreas—, así como una estructura muy compleja.
A diferencia de una ciudad moderna, las megaciudades de Tripilia cuentan con viviendas de forma redonda u ovalada, y sus casas están alineadas de forma ordenada en anillos concéntricos, interrumpidos por amplios pasillos. En el centro suelen tener un área con forma cuadrada que aparentemente estaba sin edificar.
Del mismo modo, las viviendas estaban fabricadas de madera y arcilla, similares a las casas actuales de madera. «La arquitectura recuerda a un Lego, era un sistema modular», ha comentado Müller.
A pesar de todo, todavía quedan muchas preguntas por resolver y para las que este equipo de arqueólogos continúa trabajando. Una de ellas es que las casas fueron quemadas en algún momento, pero no por atacantes, sino por sus habitantes, de manera controlada. Tampoco se han encontrado tumbas que daten de aquella época. Otra de las grandes incógnitas es descubrir para qué servían unas megaestructuras construidas dentro de estas ciudades, ya que se cree que tenían una función especial dentro de aquella sociedad.
Otro de los grandes enigmas tiene que ver con el colapso de estas megaciudades. A diferencia de lo que ocurrió con las civilizaciones surgidas en Mesopotamia, estos grandes asentamientos comenzaron a desaparecer alrededor del 3.600 a.C. sin que exista ninguna señal de conflicto, violencia o invasión externa, lo que hace pensar que la causa vino desde dentro. Müller tiene una teoría al respecto: «Aparentemente, la burocratización no se afianzó como lo hizo en Mesopotamia».
En este sentido, sus habitantes no habrían inventado la escritura, que sí se desarrolló de manera individual en otros puntos del mundo como Mesopotamia, Egipto o China, porque era necesaria una administración. No obstante, esta idea no deja de ser una mera interpretación de este arqueólogo. Lo que sí tienen claro es que cada asentamiento duró unos 200 años y se cree que todo el fenómeno continuó durante unos 500 años.