Wes Gordon afirmó rutundo hace poco más de un año en una entrevista que concedió a Vogue España que su principal propósito a las órdenes de Carolina Herrera era asegurarse que todo lo que hacía fuera bello. Y tras ver el desfile de otoño-invierno 2024/2025 de la firma, confirmamos que este designio se mantiene intacto, pero también que la belleza por la belleza tiene cabida en un mundo que necesita de nuestra implicación como ciudadanos.
Con una presencia evidente de los rascacielos neoyorquinos, que ponían el telón de fondo al desfile —convertidos en un elemento más de la construcción de los 58 looks que se presentaron—, Gordon continuó con el legado de la diseñadora venezolana, sin dejar de atender a los nuevos objetos de deseo. Porque el diseñador estadounidense vehicula toda su propuesta en torno a una idea: se puede seguir soñando sin caer en una ensoñación que no tiene en cuenta el paso del tiempo.
Por eso, el clasicismo de los jerséis de cuello alto o los trajes de chaqueta que se cierran con botones dorados, pero también las sombras de ojos de colores audaces como el fucsia, el celeste o el violeta. Tonos que contrastaban con los que dominaban en la primera parte del desfile; una paleta cromática basada en el azul marino, el negro, el rojo o el blanco, y que dejó paso a otros pigmentos más ochenteros como el amarillo o el violeta.
De la misma manera, los pantalones de corte ‘capri’, a juego con zapatos de tacón kitten; las capas ornamentadas con flores o las gabardinas blancas y con un toque ‘hitchcockiano’ darían paso a propuestas más arriesgadas y vocales, como los habituales estampados florales de la casa. Del mismo modo, también hubo abundancia en los bordados, la pedrería, en los volantes —presentes en pantalones, mangas, faldas o blusas—, y en las mangas abullonadas o los fajines.
Un elemento, este último, que acompaña a otros de carácter andaluz como los pendientes negros que bajan como cascadas, o a un beauty look constante, de coleta baja y labios carmín; amenizados, todos ellos, por pequeños destellos de música flamenca.
Entre el público, Diane Kruger, Demi Moore, Becky G o Anna Wintour, que aplaudió la propuesta, emocionada, como también lo hizo la propia Carolina Herrera. Un nuevo acercamiento a la enseña que Gordon se ha encargado de revitalecer —también en cifras —, y que se atreve a incluir vestidos de punto sin sujetador, peinados que tienen en cuenta la diversidad, como las trenzas afroamericanas, o a modelos con cuerpos que escapan de la talla cero, como Devyn Garcia, Celina Ralph o Paloma Elsesser. Una jugada maestra.