Hace años, ponerse extensiones de pestañas era un lujo que pocas mujeres podían permitirse (sobre todo por lo costoso del mantenimiento). Hoy su uso es habitual, más económico, y con una técnica mejorada.
Las pestañas, aunque no nos demos cuenta normalmente, juegan un papel fundamental en nuestra expresión, enmarcando los ojos de manera espectacular y resultando cien por cien favorecedoras. Eso, claro está, siempre y cuando sepamos dónde, cómo de cuántas ponernos, puesto que también hay mucha mala práctica al respecto.
La técnica de extensión de pestañas consiste en añadir a tu pestaña natural eso, una extensión, para que se muestre más larga y curvada, y resulte más favorecedora. Por supuesto, solo te podrás poner tantas extensiones como pestañas naturales tienes. Es lo que se denomina ‘pelo a pelo’ y es un trabajo de filigrana bastante preciso.
Cuando en España comenzó a extenderse este retoque estético sencillo, los precios no permitían que todas las mujeres que quisieran pudieran hacerles frente, puesto que requieren un mantenimiento y un desembolso mensual. Con el paso del tiempo, las extensiones de pestañas se han ido popularizando, ajustándose sus precios, mejorando las calidades de las pestañas ‘postizas’, haciéndolas menos pesadas, más duraderas…
Aunque se trata de una mejora de nuestra mirada en muchos casos, sin duda, también tiene sus detractores, que defienden la necesidad de dejar a nuestras pestañas ‘descansar’ y respirar para evitar su caída precoz. Hablamos con dos expertas para saberlo todo sobre esta técnica tan favorecedora, y algunas curiosidades (y alternativas) en las que quizá no pensaste nunca.
¿Tenemos menos pestañas al regresar de las vacaciones?
Puede que en más de una ocasión hayas dudado, al tener la sensación de que a tu regreso de las vacaciones de verano, tienes menos pestañas. No, no es una ilusión óptica, sino un fenómeno que sucede por efecto del cloro, la sal del mar, el ‘maltrato’ al que las sometemos, el sol, la utilización de máscaras de pestañas y sombras ‘waterproof’ que requieren un desmaquillante más agresivo…
Dicho lo anterior, también debemos tener claro que nuestras pestañas cumplen un ciclo absolutamente natural de crecimiento y caída que se intensifica especialmente en otoño. Es en septiembre cuando llegan muy debilitadas, y además ‘les toca’ caerse, por lo que resulta especialmente necesario aplicar sobre ellas productos con fórmulas que las fortalezcan y potencien su crecimiento.
Entre los productos recomendables, podemos citar Verapump, de Veralab, una crema que nutre y estimula el crecimiento, aportándoles mayor volumen. Su secreto es un fitocomplejo de rosa chinensis y rosa canina, capaz de estimular la raíz de las pestañas. También el Sensitive Eyelash Sérum de Uklash es una buena opción, con pépticos de guisante, proteína de trigo, extracto de raíz de cúrcuma y un exclusivo complejo de microalgas.
Extensión de pestañas: una opción inmediata y muy ‘resultona’
Si lo que queremos es lucir unas pestañas estupendas, lo más naturales posible (aunque hay quienes eligen tallas XXL imposibles de hacer pasar por ‘naturales’), y de forma inmediata, tenemos la posibilidad de optar por las extensiones de pestañas ‘una a una’.
El proceso de puesta puede durar entre 75 y 120 minutos, durante los cuales la profesional de estética irá colocando una a unas pestañas artificiales (las hay de muchos materiales diferentes) que se adhieren a tu pestaña original. En este proceso debemos tener cuidado con no sobrecargar nuestra pestaña de peso, puesto que estaríamos provocando casi seguro su caída.
Para decidir qué pestañas nos convienen según nuestras características, el efecto que deseamos conseguir, y si nuestros ojos son delicados o no, están las profesionales, que son quienes deben hacernos un estudio de nuestra mirada, aconsejándonos el material, largura, curvatura, etc., de la extensión.
Con ayuda de Claudia Romero, CEO de Mírame, vamos a dar respuesta a las dudas más habituales en torno a la extensión de pestañas.
¿Es peligroso el adhesivo que se utiliza para pegar las extensiones?
Las extensiones de pestañas pueden estar confeccionadas con pelo natural o con pelo sintético, dependiendo. «El adhesivo que se utiliza es específico para esta técnica, puesto que es hipoalergénico y resistente al agua». La experta consultada, Claudia Romero, añade que «el nicho de mercado en España de las extensiones es cada vez más popular, y las llevan desde adolescentes hasta señoras de 70 años. Antes solo se ponían en momentos puntuales, para eventos, pero hoy en día es ya un hábito para un grupo de población muy extenso».
¿De qué están hechas las extensiones?
«Los tipos de extensiones van desde pelo natural de visón, caballo, humano… hasta sintéticas con texturas similares a la seda, algo brillantes, muy brillantes o las favoritas en las mujeres de España, mate, opacas y sin brillo. En cuanto a los largos, van desde 3 milímetros hasta 21, con más curvatura o menos». Estas características se eligen según el estilo y efecto deseado de quien las llevará. También de su tipología de pestaña natural.
«A nosotras nos gustan sobre todo las de pelo natural, porque generan ese efecto de haber nacido con las pestañas largas y abundantes, además de que su calidad extra hace que sean flexibles, se adhieran mejor y tengan una mayor duración».
¿Todo el mundo puede ponérselas?
Las únicas excepciones para ponerse extensión de pestañas «tienen que ver con no tener pestañas propias suficientes, ni suficientemente fuertes. Otro impedimento es padecer alguna enfermedad que involucre la piel del contorno de ojos o algún tratamiento en torno a la zona».