La palabra “consentimiento” se refiere a un ejercicio de afirmación entusiasta que requiere la manifestación de voluntad entre las partes involucradas sin ninguna coerción y de manera voluntaria, expresando su voluntad en acceder, permitir o aceptar algo de forma explícita. Se puede consentir o no en contextos que involucran prácticas sexuales, lo que permite establecer límites y respetar los de las otras personas.
Sin embargo, la importancia de este concepto no ha sido divulgada lo suficiente en nuestra sociedad. Por ejemplo, actualmente no existe una iniciativa que propicie la Educación Integral de la Sexualidad (EIS), enfoque educativo estructurado mediante un currículo basado en planes de estudios. Esta propuesta educativa permite la comprensión de la sexualidad de manera amplia e integral, buscando entregar información científicamente precisa. Una propuesta que lograse integrar la EIS facilitaría que, en procesos educativos, se puedan desarrollar habilidades tales como el autocuidado y consentimiento, en distintas etapas del desarrollo.
Desde APROFA, organización con casi 60 años de trayectoria en la defensa de los Derechos sexuales y Reproductivos, indican que “la falta de la implementación de la EIS en nuestro país da paso a que aspectos claves en la vida de las personas, no sean conocidos, aprendidos y analizados por los y las niñas, niños y jóvenes, invisibilizando temáticas fundamentales para reconocer y ejercer los Derechos Sexuales y Reproductivos”.
De esta forma, desde la organización sin fines de lucro, aseguran que el “consentimiento” es una de las habilidades pendientes a desarrollar como estructural de una apuesta educativa basada en los derechos humanos. Lo anterior se explica en parte por la falta de información sobre Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos.
“Es importante hablar con niños, niñas y jóvenes sobre la relevancia del consentimiento, aplicado a diversos aspectos de la vida. Consentir y pedir consentimiento es parte de establecer límites personales y respetar a las otras personas. Desarrollar esta habilidad es clave para prevenir situaciones de agresión, abuso o violación”, añadieron.
Es por esto que APROFA llevó a cabo una lista con cinco claves para entender qué es consentimiento, cómo ejercerlo de manera correcta y difundir su importancia:
1. El consentimiento implica tener certeza de que la otra persona está accediendo a hacer algo. No debe haber dudas, ni suposiciones. Un “no sé”, ”quizás” o silencio, no es un sí. Se debe buscar un sí enfático, seguro y decidido
2. Se debe considerar que el consumo de alcohol u otras sustancias puede alterar las percepciones y sentidos. En esos casos, es más complejo determinar si existe verdadero consentimiento, tanto para pedirlo como para darlo.
3. El consentimiento también debe ser protagonista en los vínculos o relaciones interpersonales. Ni la duración de la relación, la confianza o la convivencia, son razones para suponer respuestas o exigir acciones.
4. Si hay presión, chantaje emocional, insistencia, o enojo por no ceder, ¡se debe tener cuidado! Eso se llama coerción y es una forma implícita de violencia. En ese contexto no se puede hablar de consentimiento.
5. Siempre se puede cambiar de opinión. Aunque ya se haya iniciado alguna práctica, se tiene el derecho de no continuar y esto hay que respetarlo.
Es relevante recordar que el consentimiento no solo se aplica a los actos sexuales, diariamente nos relacionamos con él. Conocerse, comunicarse y respetarse es fundamental para estar en bienestar y vivenciar una vida libre y segura.
